domingo, 9 de noviembre de 2008

Mañana de domingo en Cota

Una mañana de lo más agradable montando en moto un rato donde siempre vamos cuando tenemos un rato. Esta vez con Manolo y su Sherpa 124. El motivo inicial era probar la 172 que ayer mismo me dijeron que ya estaba arreglada.

Ahí está, la una de las motos más bonitas jamás pensadas. La pongo al lado de la Sherpa precisamente para que luzca más aún. La verdad es que la diferencia es abismal y eso que la Kit Campeón no es la más fea de entre sus hermanas.

La moto no acaba de ir bien. Por lo menos parece que el problema eléctrico ha remitido y ahora es más un asunto de carburación. Un mecánico que estaba allí dice que probablemente esté mal la aguja de la boya. Rimas aparte, la solución es que Juanjo Blanco que, además de montesista insigne, se sabe esta moto de memoria, la vea mañana, la carbure y dé su diagnóstico.

La verdad es que a pesar de no ir bien del todo, es una moto que puede más de lo que parece (lo que ya sabía después de ver a Corsino cepillarse varios triales y no menores, como Robregordo y Cabrianes, a lomos de una de ellas) pero creo que yo necesito más motor porque con la 172 no te puedes permitir ni un fallo, cosa imposible en mi caso.

Después de la prueba, a montar. Por eso llevé también la 330 que me dejó mosqueado al acabar Cabrianes (por cierto, debo decir que lo acabé gracias a Julián, creo que no lo dije en la entrada correspondiente) porque no iba bien, se subía de vueltas, luego se bajaba, en fin, que parecía una Bultaco. Hoy he comprobado que fue sólo el calentón que le metí porque ha funcionado realmente bien. Hasta me he sentido piloto y todo. Para muestra un par de botones:







Luego hemos ido a una de las zonas habituales de los cursos de Mick para aprender a hacer giros cerrados con tierra suelta y ¡por fin he aprendido a hacerlos!. Ahora sólo falta que los entrene. Media hora girando ha dado sus frutos. En el viaje de vuelta de Cabrianes, Julián, Manolo y servidor comentamos la necesidad de entrenar movimientos, técnicas y tipos específicos de zonas, como largas subidas, giros cerrados con y sin pendiente, etc. Pues eso es lo que hemos empezado a hacer hoy. El hecho de saber el mismo sábado que iba a montar el domingo ha hecho que no hayamos contado con la presencia de Julián, a quien imagino peleándose con el motor de la MK1 en tierras manchegas. Se le ha echado de menos. El próximo no puede faltar. Espero que también venga Tron para que empiece a soltarse.

La prueba de que hago el giro maldito a cero:



Nos encontramos con el ínclito Jose Luis Quer que no pudo resistirse a probar la 124 (todos sabemos que desde el accidente JLQ no ha vuelto a ser el mismo y le da por hacer cosas raras).




Para terminar, decir que Manolo es mejor piloto que yo y que no dejará de serlo por más que me empeñe. Lo bueno es que me importa tanto como lo que comió ayer Obama.

Saludos cordiales y hasta la próxima, lonely reader (¿o era rider?).

lunes, 27 de octubre de 2008

Cabrianes 2008

Un año más, Jaume Casadesús nos ha regalado un trial fantástico. Nunca se lo agradeceremos como se merece. Esta edición, la 13ª, no auguraba nada bueno y, efectivamente, ha sido un trial agridulce.

El viernes 24 salgo de Azca a las tres como alma que lleva el diablo y me zambullo en un atasco Castellana abajo. Pasadas las cuatro aparezco en casa de Manolo. Subimos las motos y nos metemos en otro atasco. A las seis llegamos a Serrano, recogemos a Julián y directos a Cabrianes. A eso de las doce y media estábamos bajando las motos del remolque. Julián ya había advertido que padecía epicondilitis (inflamación de las inserciones musculares en el epicóndilo del codo). Mal principio.

El sábado, ya vestidos de romano, bueno, alguno aún se resiste a las mallas (gracias Ramón), el codo de Julián decide no pasar despercibido y se hace notar. Salimos hacia las zonas y la cosa empeora como no podía ser de otra manera.

En la zona ocho nos encontramos con Juan "Lallorea", "the one and only", y claro está, el trece se unió con una moto mala y como resultado, abandono de D. Paco reencarnado en monitor de golf.

La conjura no se da por satisfecha con una sola víctima y, allá por la zona catorce, más o menos, el menaje a trois se convierte en cosa de dos tras la capitulación del codo de marras y ya nada es igual. Lo que iba a ser un par de días de montar en moto y pasarlo bien se convierte en un trial sin más. Bien es cierto que un trial espectacular, al menos para servidor, pero las expectativas eran otras puesto que ya contaba con la habilidad de Jaume.

Correr un trial sin estar centrado no es lo más adecuado si se pretende hacer un papel aseado cuando menos y ello unido a las virtudes que no me adornan como piloto pero sí como atleta paraolímpico, hicieron que mi curriculum siguiera engrosando las filas de la Santa Compaña trialera.

El domingo, después disfrutar de La Cabalgata de las Walkirias a través de los wagnerianos ronquidos de Manolo (yo no ronco, que lo sepas), amanecemos con otro codo echado a perder. El bueno del Picoleto está quejándose del brazo, que si el codo, que si un tirón, whatever. En cualquier caso, salimos los tres, Julián para acompañar un rato y en el cuarto asalto, Manolo rinde armas y se vuelve a corrales. Me encuentro de repente entre Corsino y el Bárbaro y me empiezo a temer lo peor pero, quizá por un desafortunado exabrupto que lamento, el primero me trata con exquisita corrección. De hecho, me parecía estar corriendo con el mismísimo Chesterton, a su lado Lord Byron era un patán sin modales.

Mi cabeza estaba más en terminar cuanto antes para no hacer esperar más de lo necesario a mis compañeros y hasta me planteo si debo seguir porque que uno espere a dos puede parecer razonable pero no que dos esperen uno. Al ver que aquéllo iba como un tiro (en velocidad y puntos) decido terminar y hago las zonas como si me estuviera persiguiendo una jauría de Sherpas y atacado por lo flancos por una manada de Brincos y Tirones (nombres propios de la mejor escuela de Marketing). Por cierto, ya sé quién tiene una Tirón, perdón, "la Tirón", porque sólo debe quedar una, imagino . Mal padre hay que ser. Me pico una zona y hago tres cincos estúpidos pero perfectamente previsibles cuando el que está sobre la Cota es uno que yo me sé. Eran en zonas de cero, claro está. Obviando lo anterior, lo cierto es que me encuentro fino (entiéndase que en términos relativos, no me sea literal, solitario lector) y hago una pocas zonas que ni yo me creo y como es habitual, hago mejor segundo día que primero. A las doce en punto, tres horas después de salir, me planto ante el ínclito Ricardo Pinet y su inseparable esposa, satisfecho ma non troppo.

En todo caso, gracias, amigos, por este fin de semana.

Como foto del trial me quedo con esta, donde estamos los tres y unos pocos más, madrileños todos o casi todos (Varadé, X, Yoyi, Manzanero, Servidor, Manolo y Julián) mientras reponíamos fuerzas y potasio. Curiosa pose en plan forçaos de dos de ellos.


viernes, 19 de septiembre de 2008

Cómo está el patio

¿Por qué está pasando lo que está pasando?. Unos, los que todo lo saben, dicen que la culpa es del capitalismo “salvaje”, como gustan adjetivar siempre a su “coco” particular. Otros, los que piden perdón por existir, que la culpa fue de los excesos del mercado y ya de paso del cha-cha-cha. Por último, los que no somos ni unos ni otros, opinamos que la culpa es del Estado, entendido éste de forma amplia.

Desde las filas de la progresía patria, siempre carente de las luces imprescindibles para ver las cosas desde varias perspectivas a la vez, se repite de forma incesante la consigna de que el modelo capitalista ha caído como lo hizo el Muro. La vergüenza es como la inteligencia. A veces es inexistente.

Mi opinión, que vale lo que vale pero por lo menos no cuesta nada, es que el brutal intervencionismo que ha sufrido el mercado en los últimos diez años pero que viene en realidad desde que se cargaron el sistema del “patrón oro” ha derivado en lo que vemos hoy en día. Precisamente todo lo contrario de lo que se diagnostica como causa. Es como la acusación de que el “neoliberalismo” (otro “palabro” que se utiliza para insultar a los liberales) provocó el corralito en Argentina. Nunca ha estado más metido el Gobierno (sí, he dicho Gobierno) en los mercados financieros como en las dos últimas décadas. De hecho la CNMV existe desde 1988. Curioso.

Inundar el mercado de ingentes cantidades de dinero, como mínimo desde 2001, ha traído como resultado unas facilidades crediticias fuera de lo normal y con ello una inflación artificial de determinados activos, especialmente los inmobiliarios.


Las titulizaciones, esa panacea que vendían como la solución a muchos problemas de financiación que de hecho no existían, al final sólo ha servido para lo que cualquiera que quisiera ver podría haber visto. Una forma de transmitir riesgo de mi balance al tuyo, pringao. La de veces que he discutido por negarme a comprar ABS (Asset Backed Securities), CDO´s (Collateralized Debt Obligations) y demás siglas que ya se han vuelto populares. Al principio reconozco que la razón era que no las comprendía bien y para un gestor sensato lo que no comprende no existe (al menos yo lo veo así). Cuando lo comprendí, me negué con más fuerza aún. Eso me situaba entre los gestores obsoletos. Bien, bienvenido sea mientras no pringuen otros por mi culpa. Cuando las externalizaciones de pensiones de la SEPI, costó Dios y ayuda “machear” (perdón por el barbarismo) los flujos comprometidos con activos de calidad y una rentabilidad competitiva. Tanto, que si llegan a adjudicarse como Dios manda, es decir, mediante subasta con condiciones, se las hubieran llevado otros con total seguridad porque cuando no hay percepción del riesgo cualquiera te da dos o tres puntos sobre los tipos oficiales. Porque estaba en una empresa de la propia Sepi que si no, me largan. Quizá hubiera sido lo mejor, quién sabe. Ahora no estaría escribiendo esto para el ciberespacio


La satisfacción de presentar carteras sin activos “tóxicos”, como ahora los llaman, vale más que las miradas de superioridad soportadas. Pero ya le pilla a uno muy cansado. Si pudiera cambiar de sector lo haría ya mismo.


Lo peor es que una vez que el pirómano prende fuego al ecosistema financiero, reaparece como bombero. Es lo que más me irrita. Y encima provee de argumentos y carga de razones a los tontos útiles de siempre. No había más que ver al “prestigioso” periodista, como se le suele denominar, presentador de un informativo en Cuatro y hermano de un rector de Universidad sectario como él solo (sí, estoy refiriéndome a Gabilondo) sacar pecho y hablando con media sonrisa de satisfacción sobre “la incapacidad del capitalismo de satisfacer las necesidades humanas” (sic). Acojonante ¿o no?.
Pues eso, para mear y no echar gota.
He de decir que hasta hace muy poco creía que la situación no era tan mala. Menos mal que soy humano. Si fuera más listo sería insoportable. Je je.

Sí, ya sé que esto tiene poco que ver con las trialeras clásicas o quizá sí. Depende de lo que quieras retorcer el argumento. Ya se sabe que estamos en los tiempos del "todo vale" y del "como sea".

Edito pra poner un vínculo a un artículo del gran Leopoldo Abadía que casualmente he leído hoy sobre algo que he escrito en esta entrada: "lo que un gestor no entiende, no existe". ¡Ja!.

http://www.cotizalia.com/cache/2008/09/20/opinion_0_dinamarca.html



domingo, 31 de agosto de 2008

El trial...

...y la madre que lo parió. Este es el título que, como en el chiste del golf, debería ponerle al libro que nunca escribiré sobre el trial.

Después de cuatro años intentando hacer trial he descubierto que es posible "desaprender", que montar peor cada año es algo, al menos en mi caso, inevitable. Es cierto que es necesario entrenar y que no basta con hacerlo al mismo tiempo que corres y alguna sesión aislada (siempre en el mismo sitio, of course, no sea que destrocemos el planeta). Pero esto sería una razón, excusa si se prefiere, para justificar el "no avance" pero no el "avance negativo" (homenaje a la estúpida retórica actual).

Tras sesudas sesiones de análisis de las causas entre cervezas, aceitunas y patatas fritas, he llegado a la conclusión de que la falta de interés es capaz de destruir cualquier cosa, hasta lo que nos gusta. Claro está que cuando desaparece el interés también lo hace, al menos en parte, el placer.

¿Significa esto que deje de gustar el trial?. Pues no lo sé, quizá la pregunta está mal formulada y debería hacerse de otra manera, como por ejemplo ¿Realmente te gusta el trial?. Yo tengo la idea de que no me gusta "estrictu sensu" sino que lo que me atrae es lo que lo rodea. Habría que aclarar que hablo de trial clásico, lo cual refuerza mi teoría, porque el trial moderno no sólo no me atrae sino que me aburre superlativamente.

Las escasas ocasiones que he ido a montar solo, no he durado más de veinte minutos porque es atrozmente tedioso pasados los diez primeros. En cambio, el hecho de hacerlo acompañado (y si la compañía es la adecuada, mucho mejor) cambia todo de forma espectacular. Por ejemplo, dentro de unas semanas hay un trial de dos días en Cabrianes y tengo muchas ganas de que llegue el momento de ir, aunque es una paliza de mil doscientos kilómetros, porque la compañía no va a ser sólo adecuada sino óptima (si encima consigue la Tambores Grandes ya sería casi pornográfico).

Me voy por las ramas y no soy Tarzán así que mejor me centro.

Decía que lo que me gusta del trial (clásico, repito) es lo que lo rodea porque la gente que lo suele frecuentar coincide generacionalmente, es decir, sus referencias e imaginería son similares. Que hablamos el mismo idioma, para ser más exactos.

Casualmente, salvo las excepciones reglamentarias que ha de haber en todo, las personas que componen este micromundo acostumbra a ser de muy buena calidad. Dado lo anormal de este hecho, es especialmente valioso pertener a este grupo.

El olor, sonidos (ruidos para mi señora) y hasta sabores que lo rodean son un delicioso alimento para el alma de quien los mamó y evocan tantas cosas que no soy capaz de enumerarlas, además de que sería especialmente coñazo para el lector (no espero que haya más de uno y ya me parece una previsión muy optimista).

Podría seguir pero, haciendo caso de uno de los consejos que le suelo dar a mi hija (pobre, tener que aguantarme todos los días deber ser duro), hay que saber parar a tiempo. El caso es que el hecho de hacer un cero en una zona, saber girar en un espacio de unas dimensiones aparentemente absurdas, ganar, en definitiva, no tienen más valor que el de alimentar un ego (contra el que no tengo nada, por otra parte) que en muchas ocasiones pasa más hambre que el perro de un ciego. En mi caso no me motiva apenas nada tamaños logros aunque no puedo negar que produce cierto placer, especialmente si es con una inglesa de cuarenta y cinco años, como los míos.

El hecho de tener la cabeza más pendiente de problemas mundanos como el trabajo, en este caso entendido como un problema en sí mismo, hacen que "esto de las motos", como lo llama la paciente mujer que tengo al lado, se convierta más en una terapia que en un deporte. He de reconocer que algo cambió un par de años ha y que ahora tiene entidad propia y ha perdido la condición de evasión para convertirse en algo más. Aunque sólo fuera por eso, habrá valido la pena.

Ya en clave interna que solamente entenderá alguien "del foro", diré que me hace gracia ver cómo surge de vez en cuando algún ser que presume de modernista, azote de pobres prejubilados obsoletos, diciendo cómo deben afrontar sus últimos días trialeros sobre un chasis con motor dejándose las vértebras intentando imposibles movimientos en parado. Este especimen es capaz de ponerse como nick a un poeta inglés del siglo XVII o una marca de té, que total lo mismo da, aunque debo decir que en un atisbo de humildad, fingida o no, se pone un "little" delante (no sé si por el poeta o por el té). Lo paradógico es que la obra principal de su alias, "El Paraíso perdido", algo de nostalgia transmite.

Termino esta pequeña elucubración inconexa reconociendo que el trial en sí mismo me importa un pimiento, lo que para un carnívoro casi exclusivo es realmente muy poco. Ahora bien, hay pocas cosas mejores que un buen trial con amigos, pero de verdad. Por ejemplo...

Un día de estos hablaré de esta pareja y de esa moto.

Hasta otra, solitario lector.


martes, 26 de agosto de 2008

Como a chinos

Como decía en la primera entrada, hoy inicio un paseo que sólo el tiempo dirá si se convertirá en maratón o unos tristes cien metros.
Aprovechando el símil, qué mejor inicio para un día como hoy que hablar de las Olimpiadas chinas recién terminadas.

A mí personalmente me interesa el lado humano de la vida y debo decir que no hay nada más inhumano (en realidad sí lo hay, ya lo sé) que todo se reduzca a ver cuántas medallas, récords y demás quincalla propagandística se logra. Muy triste ver la obsesión de los periodistas de TVE por batir el número de colgantes de Barcelona. Como si eso fuera importante. El hecho de que el deporte de base en España sea un desastre no tiene la menor trascendencia, por lo visto. Seguimos siendo el país de la inspiración, de los Santana, Nieto, Haro, etc. Lo del trabajo y el esfuerzo ¿pá qué?. Hasta un genio como Unamuno dijo aquéllo de "que inventen ellos".

Si hay algo bonito en todo este tinglado pólítico-comercial de los cinco aros es el intento del ser humano por dar un paso más allá. En esta edición no he sentido eso. Sólo la consecución fabril y febril de récord tras récord como si fuera fácil. Empiezo a creer que realmente lo es y que hace tiempo que están todos batidos pero los dosifican con evidentes y racionales fines comerciales.

Pero lo que me ha asqueado especialmente es la permanente sensación de ser víctima de una gigantesca agencia de publicidad. Eso en sí mismo es algo relativamente normal hoy en día pero cuando el fin último es que nos traguemos la basura de un régimen repugnante la cosa empeora.

Me ha producido cierto escozor por la parte del escroto ver que lo único que había molestado algo a los "regres" fue uno de esos asuntos menores pero políticamente incorrectos. Me refiero a lo de la niña que puso la voz pero no la imagen porque tenía los dientes torcidos. Por supuesto, ni una palabra de asuntos infinitamente más serios. De Rusia ni hablamos, claro. Y de aquí viene el título de esta entrada, de la forma en que, incompresiblemente, mucha gente quiere ser engañada.

En fin, un asco.

Kick off

Aunque parezca una chorrada, esto es en realidad un hito para la insignificante historia (como diría un gran amigo, "History, not Story") de quien esto trata de escribir.

El empujón para empezar este blog me lo ha dado, sin saberlo, alguien que ha sido (y es) mi maestro y que además cuento entre mis amigos. En los viajes compartidos con él por Cataluña y Castilla La Mancha me ha enseñado, entre otras cosas, que la obsolescencia también nos llega a las personas y que en esto, como en casi todo, o estás o no estás. Igual hasta me hace pasarme a Apple. A ver si los de Sage sacan un programa de contabilidad para los Mac.

Quizá ha llegado el momento de espabilar y enfrentarse con eso que se llama "sociedad de la información" y "web 2.0" y que no es más que "estar al día".

El nombre del blog es un pequeño homenaje a alguien a quien aprecio como persona, por encima de que sea un fantástico piloto de trial. Hablo de Mick Andrews, personaje peculiar por muchas razones y todas ellas positivas. Que una figura a nivel mundial (aunque sea en algo con tan poca repercusión como el trial) se dirija a un gualtrapa y le hable de tú a tú o "P2P" (Julián, espero que valores el esfuerzo, hasta me aprendo el argot) no es lo más habitual. Y efectivamente, es el de la foto (el que tiene pinta de piloto). En ella salimos con la 348 Trail que compré corriendo para poder ir al cursillo que dió en Soto del Real en septiembre de 2002.

Resumiendo, que aunque sólo sirva como diario y nadie más lo lea, creo que va a valer la pena dedicarle un rato todas las semanas para comentar lo que se tercie y que quede registrado. Igual hasta sirve para que mi hija me conozca un poco mejor si lo lee dentro de unos años.

No sé, en todo caso, ahí queda.